sábado, 20 de octubre de 2012

Besos que "suenan".


Prometo no volver a confiar rápidamente en alguien, no ilusionarme fácilmente, no temer a la muerte y querer demasiado a alguien. Sí, esto sería lo ideal... Pero, ¿De verdad podré cumplirlo alguna vez? Ojalá.

Sigo siendo una gran soñadora que, en cuento cierra los ojos se imagina a un chico rapado con un pendiente en la oreja derecha, un pañuelo colgado en el cuello con el estilo que solo sabe llevar el, la sudadera negra que tanto me gusta y esas bambas que están tan desgastadas que las suelas están más que lisas. Sí, me lo imagino tal y como has dicho, acariciándome mis dos mejillas, cada una con una de sus manos, con su dedo índice rozando mis labios y a tan solo dos centímetros de mí. Dándome un abrazo, pero no de aquellos simples, débiles... No, al contrario, de aquellos que te aprietan, lo hacen de tal modo que no puedes coger ni aire, pero tampoco lo necesitas, ya te habías quedado sin al tenerle tan cerca. Y a lo mejor es una tontería, pero solo el modo en que te dan los dos besos, ya dice mucho. Por ejemplo a mi me gusta muchísimo aquellos besos que "suenan", que te dejan la mejilla roja y hasta hacen alborotarte el pelo. Sí, de esos con tanta fuerza, como si los hubieras esperado tanto tiempo que te gustaría quedarte así horas. Así los recibí de ti... Y me encantaron.

Lo sé, soy un poco rara, exigente y tal vez muy celosa, aunque diga todo lo contrario. Y sí, me pongo de brazos cruzados muy fácilmente, con esos morritos que sé que te encantan ver, porque después de que sonrías se me van rápidamente. ¿Y que? Soy así, con mis pros y mis contras. Y lo seguiré siendo, no lo dudes. Seguiré cerrando los ojos y imaginándote, imaginándome algo que no va a suceder jamás, deprimiéndome cada noche hasta el día que conozca alguien como tú, alguien jodídamente perfecto con todas sus imperfecciones que a mi, especialmente, me encantan.




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