viernes, 21 de septiembre de 2012

Suspiro: aire que sobra por alguien que nos falta.


Se la quedó mirando desde lejos, y después, al pasar por delante suyo, dio media vuelta y fue detrás de ella. Sentía algo especial. ¿Loco? Pensad lo que queráis.
Era perfecta... Esa mirada decía demasiado, esa carita de niña buena cuando en verdad seguro que era la más mala de todas, esos ojitos azules oscuros que tanto le hacían destacar, esa camiseta manga derecha caída y pantalones cortos rotos con el skate cogido con la mano derecha... ese andar. Lo volvió loco en un segundo. Y no pasaron mucho más de tres minutos cuando ella se sentó en un banco a esperar a su amiga cuando se dio cuenta de que ese chico la seguía. Pero no le tenía miedo, no temía a el "porque". Al contrario, le gustó. Entonces él se paro enfrente suyo, intentando que sus temblores no le permitieran hablar, y sus labios no empezaran a un no parar de moverse...
- Acércate.
Se levantó y no me preguntéis por qué lo hizo la pequeña Ainara, porque no lo sabe ni ella. Pero sabia para que se levantaba. Se acercaron dejando medio metro de distancia entre ellos, y fue entonces cuando el la cogió por la cintura y en menos de un segundo ya estaba rozando su nariz. Ese perfume la hipnotizo... Cogieron aire, el uno de el otro, porque allí ya no había más que 2 partículas suspendidas en el aire: Ellos. Y seguidamente, sin aun apenas saber el nombre de la otra persona, se mezclaron también sus bocas, convirtiendo esos pequeños suspiros diarios de aire que les faltaba en grandes inhalaciones de la mayor de las drogas.
Y puede ser tal vez que las cosas salgan mejor por instinto, acciones que no quieres controlar, momento y personas que nunca habías pensado que sucederían, y de tal manera. Que ojalá no tuviera esto nunca fin y vivieran eso por mucho tiempo, como ahora lo estarán haciendo.



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