sábado, 23 de febrero de 2013


Que se te forme un nudo en la garganta, que no te concentres en ninguna explicación ni en las cosas que te manda a hacer mamá. Sentir que te falta algo, algo que es esencial, algo que te llena de vida, que te saca de tus casillas. Querer un abrazo, de esos fuertes, de esos con tanto amor. Desear una de esas conversaciones hasta las tantas de la madrugada, pero no conseguirlas. Haber formado tanto orgullo que no quisieras mover un dedo por nadie. Que tenga una barrera tan grande tu corazón que te impida ver más allá de las mentiras. Verlo todo feo, verlo todo gris, todo negro. Un día de tempestad, de mucho viento, de paraguas rotos y Poppins volando hasta el País de Nunca Jamás y allí cuidar eternamente de los niños perdidos. Ser estúpida, contestar mal, no dirigir la palabra. Que se llenen todo tu ser de celos hacía otras personas. Callar te quieros que, por miedo a no ser aceptados, aún no han salido de las bocas deseadas, aunque seguro que aquellos oídos los está deseando escuchar.

Eso es echar de menos. Lo demás es fingir que te falta algo que en realidad nunca quisiste.




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