sábado, 23 de marzo de 2013

No intento que me entendáis  es intento fallido. No intento que os imaginéis todo lo que siento, no lo sé ni yo. Solo pido que me escuchéis  que me apoyéis  que me deis las fuerzas que depende que día no tengo porque me ahogo en su recuerdo. Y es difícil creer que ya lo echo de menos si no ha pasado ni un fin de semana, pero la idea de que tiene que pasar una semana se me hace interminable. 
No intento llamar la atención y que me miréis, pero me hubiera gustado que hubierais visto como me abrazaba, porque ese recuerdo aún lo tengo metido en la cabeza, y creo que no se va a ir por bastante tiempo. Esos minutos de abrazos con caricias en la espalda me hacían tocar el séptimo cielo y caer con todas las fuerzas en el suelo para coger más impulso y volver a subir, pero a construir un octavo. Era la sensación más bonita que había tenido desde hace muchísimo tiempo, y parecer mentira, pero era así. Todo el cariño que algunos habían desperdiciado él se lo había ganado con una sola mirada o sonrisa, de esas que me enamoran conforme van pasando los días. 
Y yo ahora me encontraba perdida, confundida por sus te quieros, sus pellizcos en el brazo, por como me colocaba siempre el pelo hacia atrás, por sus caricias cuando estaba cansada, por ser pesado cada vez que yo no tenía ganas de hablar y tarde o temprano me haría reír  Por sus anillos de compromiso echos con una goma de pelo, o nuestros infinitos con nuestras manos, que diera las vueltas que diera por la derecha o la izquierda, tú lo habías echo apropósito para que él siguiera estando, no desapareciese. Y eso es lo que quiero, que no desaparezca esto. Que me compensa, desde luego que sí, todo lo bueno conforme lo malo. Todo lo bueno de ti, con las manías que más detesto de este mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario