martes, 21 de agosto de 2012

Otro beso más. Ya habían perdido la cuenta de cuantos se dieron aquel último día, pero ya se echaban de menos. Ya no era lo mismo sin ella al lado.
Uno más, venga... Otro. 
Supongo que ella echaba de menos un abrazo con tanta fuerza, un beso con tanta intensidad o tal vez alguien que estuviera atento las 24 horas del día. Y él le daba más que eso sin ningún motivo, sin dar ella nada. Le gustaba mandar esos mensajes de buenos días cada mañana, y esos mensajes a la madrugada de que esperaba que estuviera durmiendo bien. Eso la hacia sentir especial, única e irrepetible... Aunque los momentos se repitieron. Aquellas tardes cada vez eran más largas, las noches más intensas, los besos más apasionados, los abrazos con más sentimiento... Y a ella eso le preocupaba. 
- ¿Que hago?
Una y otra vez se pregunta su cabeza. 
Porque ese roce de dientes entre beso y beso, esas sonrisas cada vez que estaban a tres milímetros para coger más aire, esa mano que él intentaba coger, ese hola cariño... Tal vez demostraba el principio de algo: el principio del fin.



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