viernes, 18 de enero de 2013

- Y tú con Cho, ¿estáis o no estáis?
-Mira, pues depende a lo que le llames estar. Porque si llamas a estar a dar paseos agarrados de la mano, y a que te de las gracias girando la cabeza. Pues sí, estamos. Pero vamos, que por lo demás... A pan y agua. 
-¿A pan y agua? 
-¿Nada de nada?¿Ni un mísero beso, ni manitas por dentro del saco o besos en el cuello?
- No. Para que me entiendas, lo más erótico que hemos hecho ha sido lavarnos los dientes. Y cada uno con su cepillo. 
Es que no hay derecho, que desperdicio. 
-Vilma, no seas tan dura. Rescatado de un barco, viviendo con desconocidos y ni papa de español. ¿Que quieres?
- No Salomé, no. Aquí hay un idioma que entiende todo el mundo. Universal. El de las miradas, las caricias y los besos. Y aquí miradas muchas, pero besos ni uno.
- ¿Y a que esperas? A ver, el chaval no es que sea muy espabilado que digamos, ¿pero tú? Es que como te quedes ahí como un princesa esperando...
- Bésale tú, lánzate tú.


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